Pocos saben que las primeras palabras transmitidas desde la Luna no se escucharon por primera vez en Houston, sino en las proximidades de Madrid. Fue una estación cercana a Robledo de Chavela la que captó el histórico mensaje de Neil Armstrong en 1969, reflejo del papel clave que España desempeñó desde los inicios de la exploración espacial. A escasos kilómetros se encuentra el Complejo de Comunicaciones con el Espacio Profundo de Madrid (MDSCC), uno de los tres centros que integran la Red del Espacio Profundo (DSN) de la NASA. Operado conjuntamente por la NASA y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), el MDSCC permite mantener el contacto con las misiones espaciales más lejanas; y tras la renovación en 2024 del acuerdo de cooperación científica entre ambos países, lo seguirá haciendo durante los próximos 15 años.
Esa colaboración sigue cosechando nuevos hitos. El pasado 30 de enero de 2025: se lanzó desde Cabo Cañaveral (Florida) el satélite español SpainSat NG a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX. Este satélite —el más avanzado en Europa con antenas activas en banda X— fortalecerá las comunicaciones del Ministerio de Defensa y situará a España como actor estratégico en el ámbito espacial europeo y de la OTAN.
Su gemelo, SpainSat NG II, será lanzado próximamente. Más recientemente, el Centro de Astrobiología (CAB), situado en Madrid y asociado desde su fundación al programa de astrobiología de la NASA, ha logrado un éxito sin precedentes: cuatro de sus proyectos han sido seleccionados para el cuarto ciclo operativo del Telescopio Espacial James Webb, superando en tasa de aceptación a centros como Harvard, CalTech o el MIT. Los proyectos del CAB utilizarán unas 280
horas del JWST a partir del próximo mes de julio para estudiar galaxias en el universo primigenio, investigar los entornos cercanos a los agujeros negros en galaxias cercanas y analizar cúmulos de estrellas masivas en el centro de nuestra galaxia.
El talento madrileño también mira al futuro. La investigadora Ana Inés Gómez de Castro, directora del Grupo de Investigación de Astronomía Espacial – AEGORA de la Universidad Complutense de Madrid, fue seleccionada por la ESA como una de las tres representantes europeas en el comité START del Observatorio de Mundos Habitables (HWO), la futura misión emblemática de la NASA dedicada a la búsqueda de vida en otros planetas.
De Getafe a Tres Cantos, con clústeres especializados en observación terrestre, satélites y componentes aeronáuticos, Madrid avanza como motor de innovación aeroespacial. Universidades como la UPM, UC3M o la URJC lideran programas de I+D, y el capital humano madrileño —altamente cualificado, multilingüe y adaptable— refuerza un ecosistema ideal para afrontar los retos del espacio. Por todo ello, hoy más que nunca, el lema cobra sentido: De Madrid al cielo.