En el contexto europeo actual, donde la reindustrialización debe ir de la mano con los objetivos de sostenibilidad, Madrid avanza con método y ambición.
Con más de 200 proyectos de inversión alineados con la estrategia nacional de resiliencia de España y cerca de 22.000 millones de euros movilizados, la región de Madrid busca acelerar la transformación de su base industrial. El objetivo es doble: modernizar las cadenas de valor locales y apoyar la descarbonización de las actividades existentes. Aquí, la reindustrialización se entiende no solo como un pilar de soberanía, sino también como un motor de la transición medioambiental.
En el marco del plan nacional de recuperación, se han destinado 4.410 millones de euros a iniciativas de transición energética, economía circular y movilidad limpia. Para las empresas industriales, estas prioridades se traducen en medidas de apoyo concretas: hasta 2 millones de euros por proyecto para mejoras en eficiencia energética, subvenciones para la autoproducción de energía renovable, electrificación de procesos industriales y contratación o formación de perfiles de I+D.
La región también cuenta con una red de infraestructuras industriales bien estructurada, que incluye parques empresariales modernos, polos tecnológicos y zonas de innovación. El acceso al suelo público se facilita a través de la plataforma digital Suelo 4.0, que ofrece más de 3 millones de metros cuadrados de parcelas disponibles—un activo poco común en una gran área metropolitana.
Esta dinámica se ve reforzada por un ecosistema tecnológico de alto nivel, centrado en los Institutos IMDEA (Agua, Materiales, Energía) y en clústeres especializados en movilidad eléctrica, inteligencia artificial, IoT y tecnologías limpias. Las empresas pueden aprovechar sinergias, plataformas colaborativas y alianzas estructuradas para acelerar sus proyectos de innovación.
A nivel urbano, la transición también se concreta mediante proyectos territoriales demostrativos—como el proyecto de Vallecas, donde convergen iniciativas medioambientales, infraestructuras bajas en carbono y desarrollo social. En Madrid, la reindustrialización no se percibe como un obstáculo para la calidad de vida, sino como una vía para reconciliar ambas aspiraciones.